Ocurrió en la fila de Six Flags. Recuento de un episodio de discriminación y homofobia normalizada

Un beso entre una pareja gay detonó una microrevolución que puso la violencia contra las personas LGBT en la mira. Giovani Aranda, el joven que, al más puro estilo de la Gen Z, expusó la situación en redes, recuenta lo ocurrido y los motivos que lo llevaron a romper con la normalización del rechazo.
“Vivimos asustados”, dice al teléfono Giovani Aranda. El joven abrió hilo al denunciar un acto de discriminación y homofobia en Six Flags México y en solo unas horas detonó una microrevolución LGBT. Y todo por un beso. Ocurrió en la fila de Crazanity, el péndulo monumental que se viralizó en TikTok y que esta vez enmarcó un beso entre dos hombres que culminó en “besotón” como protesta, la apertura de un expediente «de queja» por parte del Consejo para Prevenir la Discrimación de CDMX y que remató con el parque eliminando una supuesta política que limitaba cualquier “comportamiento afectuoso”. “Una regla que se aplicó únicamente a una pareja gay”, denuncia Aranda al conversar con Cherry Pop.
Y es que ahí, en el parque temático que es hogar de los más emblemáticos héroes de DC que incluso han transitado tener versiones con nuevas identidades de género, un beso entre dos hombres era algo prohibido. Hacerlo llevó a los amigos de Giovani a ser sacados de la fila por dos guardias que eventualmente fueron cuatro para rodear a la decena de chicos que les acompañaron. Removerse el cubrebocas fue la primera excusa que les dieron. “No pueden estar besándose’”, la segunda. La decena de chicos gay refutó al personal de seguridad que parejas heterosexuales hacían lo mismo. “Sí, pero ustedes fueron los señalados”, les respondieron.
La conversación escaló. “Soy muy poco paciente para esas tonterías”, expresa Aranda con cierto hartazgo. José Garcidueñas, Park President del recinto asumió el resto de la discusión y lo que vino después es historia. El ejecutivo acaparó los reflectores en los vídeos capturados por Giovani y que acabaron alimentando los noticiarios con los argumentos de que en el parque se incentiva un “ambiente familiar” y “besarse en público y eso, no”. Detrás de la lente del teléfono, aquel directivo insistía en que eso se establecía en un código de conducta que Aranda pidió revisar con el ejecutivo para no encontraron referencia alguna, relata Giovani.. “Se espera de todos los visitantes un apropiado comportamiento de acuerdo a un ambiente familiar y amigable. Quedan estrictamente prohibidas las conductas indisciplinadas, perjudiciales u ofensivas, incluyendo brincarse las filas o apartar lugares”, se lee en el documento. También hay menciones sobre la forma de vestir en que deben acudir los visitantes, pero de los efectos de un beso, nada.
«VIVIMOS ASUSTADOS, A TODOS NOS HA TOCADO (LA DISCRIMINACIÓN). POR ESO MOLESTA QUE NOS LO SIGAN HACIENDO»
GIOVANI ARANDA.
Aún así la única respuesta de Six Flags México llegó por redes sociales, con un escueto pronunciamientos que señalaba que aquella regla que disuadía muestras de afecto excesivo aplicaba “por igual” a cualquier persona y que tras “los comentarios” de los visitantes (hashtags como #SixFlagsDiscrimina y #LGBT se mantuvieron como trending topic), determinaban que una regla así era innecesaria y la habían eliminado.
“Fuimos humillados”, zanja Aranda con enojo. “¿De dónde la están removiendo si no está en ningún lado?”.
Un terreno áspero para la diversidad
La viralidad de la denuncia del suceso de discriminación y homofobia en Six Flags llegó solo un día después de que la actriz trans Alejandra Bogue denunciara públicamente que un funcionario la llamó “putito” en un Verificentro. Solo así se entiende que el hilo de Twitter que Aranda liberó se haya elevado a denuncia-bomba que tuvo el apoyo de activistas, organizaciones como It Gets Better y el Refugio Casa Frida, figuras del entretenimiento como Horacio Villalobos y Alan Estrada y hasta una serie de recomendaciones de expertos en otras ramas como Xavier Tello.
Las infames cifras constatan el ambiente de violencia que rodea a la comunidad LGBTQ. El observatorio Nacional de Crímenes contra la comunidad LGBTI registra 380 decesos desde el 2014 y apenas un 0.4% reconoce nunca haber sido objeto agresiones físicas o insultos, de acuerdo con la Encuesta sobre Discriminación. Luego de lanzar aquellos tuits, Giovani prefirió no revisar sus redes pues recibió mensajes agresivos. “Me mandaron fotos de cuerpos cortados”.

En ese tiempo, Six Flags México se mantuvo blindado. Mensajes enviados por Cherry Pop solicitando un pronunciamiento no fueron respondidos y la respuesta llegó del mail de Stephen Purtell, Vicepresidente Senior de Relaciones con Inversionistas y Tesorero, quien envió la versión en inglés del comunicado que se difundió en español. “Es ridículo que esa sea su respuesta”.
DESDE el 2014 se han registrado 380 muertes contra personas identificadas como LGBTI
OBSERVATORIO NACIONAL DE CRÍMENES CONTRA LA COMUNIDAD LGBT
Romper con la rutina de la homofobia y la discriminación
Para cuando hablamos decenas de personas se habrán plantado en la entrada principal del parque para un “besotón”, una respuesta pacífica a la violencia recurrente contra las personas que se han apropiado de alguna letra del espectro LGBTI. Giovani no ha acudido, pues ha preferido frenar a la vorágine mediática y al igual que aquellos chicos que se besaron ha decidido emprender acción legal ante COPRED. Su esposo, que trabaja en una ONG defensora de derechos humanos, le ha señalado que seguramente el organismo exigirá alguna acción como una disculpa pública y alguna reparación del daño. Aranda reserva sus expectativas, pues comparte que José Garcidueñas le dejó entrever que no habría tan disculpa y que la reparación del daño sería subirse a aquel juego que un simple beso cimbró.
“Hemos sido humillados”, dice con enojo. No era para menos, con 33 años Giovani sabe la frustración que viene de sortear insultos o miradas cuando toma a su pareja de la mano. Prefiere dejar sus expresiones afectuosas en un “bajo perfil”. “A todos nos ha tocado (la discriminación), lo tenemos normalizado y eso no está bien. Es por eso que molesta que nos lo sigan haciendo”. Pero esta vez, aquella decena de jóvenes no estuvieron solos.
